La espiritualidad en la crianza de los hijos

En un mundo tan interconectado, entendemos por excesos precisamente la sobreestimulación que un niño hoy en día puede experimentar en casi cualquier área y actividad de su vida diaria. Sobre todo, en el uso de la tecnología y las redes sociales. La inmediatez, la satisfacción instantánea y la rapidez con la que se suceden los días, parece no dejar hueco para el desarrollo interno, en un momento en el que, paradójicamente, aumentan los centros de relajación cuerpo y mente, como el yoga o la meditación para niños, una de las muchas prácticas que pueden fomentar la crianza de niños más espirituales.

Y es que, existen muchas formas de criar a un niño en el plano espiritual sin necesidad de vincularles en una creencia religiosa específica, sino simplemente criarles en un conocimiento más profundo de sí mismos, en armonía, paz y tranquilidad. Porque, ¿cuántas veces hemos escuchado aquello de que los padres no persuadirán a sus hijos hacia ninguna religión hasta que ellos mismos tengan la edad suficiente como para decidir por sí mismos? Sin embargo, esto podría ser un error en cuanto a que, los niños pueden percibir que si no se les ha educado en ello sería porque no se trata de un tema lo suficientemente importante o indispensable en sus vidas.

Así, en un estudio llevado a cabo por psicólogos del Spirituality Mind Body Institute, explican el vínculo tan positivo a nivel científico existente entre la espiritualidad y la salud mental de los niños, en el que llegaron a la conclusión de que, aquellos más desarrollados en espíritu tienen un 40% menos de probabilidades de usar y abusar de sustancias, un 60% menos de estar deprimidos en la adolescencia, y un 80% menos de probabilidades de tener relaciones sexuales peligrosas o sin protección en comparación con otros adolescentes.

Actitudes de los padres para criar niños más espirituales

Para el pediatra y profesor de la Universidad de Medellín, en Colombia, Fernando Gómez Ramírez, la crianza de un niño espiritual es algo fundamental para relacionarle con el mundo, otorgarle un significado y un sentido a la existencia, para establecer un puente común entre las personas. “La opción de educar espiritualmente a un niño es una tarea fascinante para los padres, y aunque no existen fórmulas sencillas para el cultivo espiritual, hay algunas orientaciones”, explica.

“El desarrollo espiritual es un proceso natural que ocurre espontáneamente si el niño encuentra apoyo y circunstancias apropiadas y, por el contrario, cuando este desarrollo se suprime o se obstaculiza, privará al niño de los recursos para el disfrute pleno de su existencia como persona humana”, continúa.

Así, entre algunas de las orientaciones de este experto para guiar a nuestros hijos son, en primer lugar, crear confianza con el niño. “El niño necesita sentirse seguro para poder explorar. Cuando comienzan a apreciar la naturaleza, surgen entonces las preguntas sobre quien hizo la luz del sol, por qué llueve, etcétera, escalones importantes en la formación de la dimensión espiritual”, prosigue. Cultivar la libertad es otro de los pilares fundamentales para que los niños puedan expresar sus ideas, resolver sus dudas, para que aumente su sentido de libertad en un ambiente de diálogo y respeto mutuo. Demostrar interés en su vida, en el sentido de invertir tiempo, cariño y sinceridad en todas las áreas de su vida e inculcarles la resiliencia ante sus desafíos.

En definitiva, y para el psicólogo experto en familia, David J. Bredehoft, en su reciente publicación How much is too much?, los padres pueden educar perfectamente a sus hijos en la espiritualidad, pero la tarea es un desafío. “Los padres deben estar atentos, porque el exceso es la nueva normalidad y el materialismo en nuestra cultura es uno de los principales culpables de alimentar el impulso de excederse. Además, el exceso de indulgencia y el materialismo en la niñez se convierten en importantes obstáculos para la espiritualidad”, argumenta.

Para saber si vamos por el buen camino, para este experto resulta crucial notar ciertas actitudes en el niño como son la curiosidad, que el niño emane una sensación de paz, que tenga sensación de asombro, empatía hacia los demás y en sus sufrimientos, resistencia, optimismo, que tenga un profundo sentido de empatía con el sufrimiento de los demás, sentido de pertenencia y que se sienta conectado con los otros.