El aeropuerto de Kabul reanuda los vuelos de evacuación al extranjero

Un vuelo chárter pudo despegar este jueves del aeropuerto de Kabul, con 113 pasajeros a bordo, rumbo a Qatar. Se trata del primer vuelo civil que sale de Afganistán desde la descomunal evacuación en los últimos días de presencia militar extranjera.

Entre los pasajeros que aterrizaron sin novedad en Doha había estadounidenses, alemanes, británicos, canadienses o ucranianos, además de muchos afganos, que serán confinados. Este viernes se fletará un segundo vuelo a cargo de Qatar Airways.

El aeropuerto de la capital afgana puede considerarse reabierto al tráfico internacional, según el enviado de Qatar. Este ha coordinado a un equipo de técnicos qataríes y turcos, encargados de volver a poner en funcionamiento las instalaciones en poco más de una semana.

Según un portavoz talibán, los estadounidenses destrozaron partes vitales como los radares, antes de partir. Quince días de aglomeración y caos hicieron el resto.

Qatar y Turquía se han ofrecido a gestionar el aeropuerto, pero los talibanes no parecen dispuestos a dejar la seguridad en manos de una empresa privada, como propone Ankara.

El personal de tierra es prácticamente el mismo que antes del triunfo de la insurgencia. Esta insiste en que se ha comprometido a permitir la evacuación de los extranjeros que lo deseen, así como de los afganos que dispongan de billete y visado.

Nadie está más interesado en el reconocimiento del Emirato Islámico que los propios talibanes, que parecen haber sacado algunas lecciones del aislamiento de su anterior régimen.

Qatar, al contrario que la UE, pide que no se vincule la ayuda a Afganistán a su rumbo político

Sin embargo, la tardía presentación, esta misma semana, del nuevo gobierno afgano, supone un jarro de agua fría para los que querían creer en la promesa de un ejecutivo transversal. Se trata, en realidad, de un gobierno del ala dura talibán, con línea directa con Islamabad.

Después de dar cobijo a los talibanes durante veinte años, pagando una abultada factura, Pakistán no renunciará a su ascendente así como así.

Los talibanes aseguran que se trata de un gobierno provisional y que en el futuro podría incluir mujeres. Ahora no hay sitio para ninguna, aunque sí para tipos como Sirayudin Haqani, que ha pasado de coordinar atentados suicidas contra embajadas a ocupar la cartera de ministro del Interior.

Todo ello ha hecho tragar saliva a aquellos países que, como Turquía o Qatar, están deseando convertirse en mediadores entre Kabul y Occidente.

Mientras, el ministro de Exteriores qatarí le echó ayer un cable al gobierno de los mulás al señalar que “la ayuda humanitaria no debe estar vinculada a condiciones políticas”. Su homólogo pakistaní fue más lejos al pedir que EE.UU. desbloquee 9.000 millones de dólares propiedad del Estado afgano.

El jefe del Pentágono, Lloyd Austin, no parece muy convencido, ya que ayer insistió en el riesgo de que Afganistán vuelva a convertirse en refugio de Al Qaeda. Tampoco se fía el presidente de Rusia, Vladímir Putin, que ayer en la cumbre virtual de los Brics llamó a evitar su consolidación como foco de narcotráfico y terrorismo.

Los talibanes vetan la manifestación anual por ‘el León del Panshir’, a los veinte años de su asesinato

La preocupación es compartida por India, por las consecuencias que pueda tener el mayor perfil internacional de Pakistán en la disputa por Cachemira. En Nueva Delhi se han pisado los talones el director de la CIA y el asesor nacional de seguridad de Rusia.

Otro vecino, Irán, ha criticado la exclusión de los hazaras (chiíes) del ejecutivo afgano, en el que 30 de los 33 puestos están ocupados por pastunes.

Este jueves, aniversario del asesinato del León del Panshir , los talibanes prohibieron la manifestación anual con que los tayikos le recuerdan con tiros al aire. Una vez expugnado su valle, su tumba ha sufrido desperfectos. Y cuando cae la noche, Kabul es una ciudad en tinieblas.