Bruselas recela de la cuarentena forzosa de España a los turistas

La Comisión Europea no cree que, a estas alturas, las cuarentenas forzosas a todos los que llegan desde el extranjero sean la mejor solución, o incluso una buena solución. Este miércoles, el equipo de Ursula von der Leyen presentará en Bruselas una batería de recomendaciones para intentar salvar el verano, o al menos una parte del mismo, mientras se mantiene al máximo nivel el combate contra la expansión de la epidemia.

Los pilares son una desescalada gradual, una coordinación constante entre vecinos e instituciones o el desarrollo de corredores seguros entre regiones de bajos contagios. Y en esa estrategia, donde se aboga por testeos masivos, rastreos, capacidades sanitarias suficientes para una segunda oleada de casos y un sentido muy agudo de la proporcionalidad, las cuarentenas forzosas no tienen un hueco.

Todas las fuentes consultadas reiteran, ante los micrófonos y en privado, que la imposición de medidas de este tipo por cuestiones sanitarias es una decisión y competencia meramente nacional, pero estiman que si todos los países cercanos han puesto en marcha medidas de confinamiento, distancia física y prevención con estándares similares, prescindir de las cuarentenas de ese tipo no supone un riesgo excesivo. Al menos como norma general.

El mensaje de los técnicos comunitarios, tras poner a trabajar juntas a media docena de direcciones generales, es que si la situación epidemiológica es similar, no procede la cuarentena. Y que sería todavía más extraño que países más afectados las pusieran a quienes llegan de zonas relativamente más seguras. "No se trata de una llamada al orden a ningún Estado Miembro, no son nuestras competencias. Si no hay razones concretas que lo justifiquen ad hoc, pensamos que hay alternativas mejores", apuntan fuentes comunitarias.

Hay ahora una situación extraña, en la que se van generando acuerdos bilaterales, o de unos pocos países, para crear zonas sin restricciones que en la práctica van a cubrir gran parte de todo el continente, pero sin una norma igual para todos.

Los países bálticos han acordado una zona de 'libre circulación'. Francia y Reino Unido no impondrán cuarentenas mutuas en sus flujos. Y el Gobierno italiano ha confirmado esta semana que está a punto de llegar a un acuerdo con España, Francia y Alemania para retomar los vuelos directos y sin encierros forzosos.

En ese contexto, en la Comisión entenderían medidas rigurosas para quienes "lleguen de fuera de Schengen o de entornos inciertos, pero no entre quienes sabemos que han hecho los deberes", explican fuentes diplomáticas.

Desde Bruselas apuntan que es perfectamente legal imponer un confinamiento en casa a quienes llegan de fuera, pero hay una obsesión clara para evitar discriminación por la nacionalidad. Así, lo que debería importar, recalcan, no es el pasaporte, sino la residencia habitual o la procedencia concreta de una persona. Y abogan por la proporcionalidad: ni quedarse cortos ni pasarse de frenada.

UN ENFOQUE "FLEXIBLE EN TRES FASES", LA ESTRATEGIA DE BRUSELAS

La estrategia por la que aboga Bruselas parte de un enfoque "flexible en tres fases", que parta de la relajación en las zonas donde los niveles del virus son más bajos y "equiparables" y capaces de ofrecer "información en tiempo real" de su situación epidemiológica, según un borrador del comunicado al que ha tenido acceso Europa Press.

Otros criterios como la capacidad de los servicios sanitarios para atender nuevos casos, la capacidad para vigilar y controlar un eventual repunte y las medidas de protección como barrera deberán pesar igualmente, a juicio de la Comisión, que no tiene competencias en materia sanitaria ni en la gestión de fronteras porque son exclusivas de los Estados miembro.

En su comunicado, el Ejecutivo comunitario advierte de que la coordinación entre países y un enfoque común en materia sanitaria será "crucial" para restaurar la confianza de los turistas y que los europeos vuelvan a tener ganas de viajar y pasar tiempo de vacaciones "este verano y más allá".

También se espera del Ejecutivo comunitario que tome una posición más clara con respecto a los derechos de los pasajeros y a las opciones de las aerolíneas de ofrecer cupones de viaje para compensar los vuelos anulados durante esta crisis.

Doce países y numerosas aerolíneas han pedido relajar temporalmente las reglas que protegen a los consumidores y les dan el derecho a rechazar estos vales y reclamar el reembolso, aunque Bruselas ha respondido hasta ahora que esa opción solo puede ser voluntaria y que le corresponde a las compañías hacerlos "más atractivos" para los usuarios.