¡Ay, Majestad!

Esmeralda Marugán 

Periodista 

Quiero empezar mi carta por la posdata, recordando a Ernest Hemingway en For Whom The Bell Tolls (¨Por quién doblan las campanas¨), y con una frase del poema de John Donne; "Ninguna persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta, porque me encuentro unido a toda la humanidad; por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti¨. 

 

Señor Rey

A mí también me sobran humanos, lo admito, así que aquí le dejo mi lista:  Empezando por los pederastas, los pedófilos, los maltratadores y sus cómplices, los puteros, los proxenetas, los manipuladores de almas, los estafadores emocionales, los traficantes, los delincuentes, y los que no lo parecen, pero lo son. Incluyo igualmente a aquellos sabedores del mal, que, sin reparar en gastos, perpetúan sus torturas, y quienes utilizan el nombre de Dios para vivir a su costa, e incluso creen serlo. Añado a los juzgadores que se compran, y a los legisladores que se venden, sin olvidarme de aquellos que, desde sus púlpitos, escaños o medios, predican virtudes propias, y vicios ajenos. No olvido a quienes pudiendo hacer el bien, deciden, deliberada y conscientemente, no hacerlo, además, por supuesto, a los que matan, pero Alteza, yo no quiero convertirme en asesina. 

 Mi medalla no es militar. Conservo dos, una la de mi primera comunión, que compraron mis padres con muchísimo esfuerzo, creo que, a plazos, y la de la Santa de mi primer colegio, que coincide con el nombre de una gran amiga, "Santa Gema". Soy soldada rasa, y me hubiera horrorizado tener que hacer la mili. Será que por ello nací, y soy, mujer, y por edad me libré del servicio social, pero por poco... 

Tampoco estoy jubilada, me queda incluso más por hacer que lo que he hecho. Lo único en lo que coincido con esos señores a los que les sobramos 26 millones de españoles, es en mi horóscopo, que es de aire. 

Deseo que la justicia, que dicen algunos que a veces es justa, tome medidas, tal y como lo ha pedido la señora ministra Margarita Robles, apoyada por Jefe de Estado Mayor de la Defensa, Miguel Ángel Villarroya, fundamentalmente por los muchos, muchísimos otros y otras militares, que, afortunadamente, no son como ellos. 

Además, desearía que los juzgaran en el de Penal número 10 de Málaga, que ha condenado por delito de actos gravemente ofensivos, y vejatorios para los sentimientos religiosos, a "La Hermandad del Coño Insumiso". Y eso sí, con la esperanza de que valoraran las diferencias entre el: - ¡Se sienten, coño!, y el otro…. 

La vagina de plástico gigante, ni con los hábitos de la virgen más virgen, pidió en ningún momento eliminar a otro semejante, ni diferente...  Sin embargo, el retirado General del Ejército del Aire, Francisco Beca Casanova, a los de su grupo de WhatsApp, les aseguraba que: "Creo que me quedo corto fusilando a 26 millones de españoles…".  

Mi esperanza en estas fechas es que la Asociación de Abogados Cristianos tomen cartas en el asunto, y se sumen a la denuncia del gobierno, ya que ellos fueron los mismos que pidieron a  la Gran Procesión del Santo Chumino Rebelde,  12 meses de prisión y multa, por delito de provocación a la discriminación, odio y violencia por motivos religiosos, y por otros contra la libertad de conciencia, y los sentimientos católicos,  y no creo que nada sea peor que querer aniquilar a tantos y a tantas... 

Como usted sabrá, majestad, en las redes sociales muchos, y muchas, nos hemos sentido en peligro, pero la mayoría guardan indiferencia, y me he acordado del poema atribuido a Bertolt Brecht, (aunque hay quien considera que el autor fue Martin Niemőller): "Ahora vienen a por mí, pero es demasiado tarde". 

Yo, mago de todos los magos, quisiera un mundo de todos, y de todas, con sororidad, equidad y solidaridad, donde recordásemos en estas fiestas que vivimos varias pandemias simultáneas, y son infinitos los que han muerto por una de ellas, y tantísimas "ellas" asesinadas, y sus hijos, por otra que se llama terrorismo machista, para la que no bastan las mascarillas, el gel hidroalcohólico, ni la distancia social... Y la peor de todas, la que afecta directamente a "las criaturas", y destroza sus infancias. 

Me gusta la navidad, no lo quiero remediar, y me emociona ver a mi nieta contemplando las estrellas y el nacimiento, pero no necesito kilómetros de luces con la bandera de mi país. La llevo en el corazón, como tendré este año a los míos, ya que, por el bien común, en mi mesa, esta vez, seremos muy pocos. Pero no faltará la comida, ni la conexión con los otros, lo que no podrán decir otras personas por muertas, asesinadas, ignoradas, secuestradas, necesitadas, ultrajadas, y olvidadas. Por ello, y sin caer en el buenísimo, ni en la demagogia, preferiría más justicia, y menos bombillas.