Testigos VIP en la investigación del caso Erial

Los investigadores del caso Erial siguen tirando del hilo y siguiendo el rastro del dinero que dejaron las empresas gestionadas por Joaquín Barceló y Francisco Grau, amigos y presuntos testaferros del expresidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana.

El exministro tejió junto a sus dos estrechos colaboradores, presuntamente, una tupida red internacional para borrar el rastro del dinero procedente de las mordidas supuestamente cobradas tras las adjudicaciones de los contratos de las ITV (Inspecciones técnicas de vehículos) y el Plan Eólico. Una de estas pistas fue el ingreso de 4 millones de euros de la Urbanizadora Somosaguas, propiedad del promotor Luis García Cereceda, ya fallecido, a la empresa Costera del Glorio, gestionada por Joaquín Barceló.

Una operación que se gestó mientras el expresidente de la Generalitat era portavoz del grupo popular en el Congreso de los Diputados (abril de 2004 a abril de 2008). La mercantil de Barceló, Costera del Glorio, adquirió una parcela en la exclusiva urbanización La Finca (ubicada en Pozuelo de Alarcón, que acoge a los más VIP de la alta sociedad madrileña) a la promotora Urbanizadora Somosaguas en enero de 2005, según un contrato privado de compraventa recuperado por la Guardia Civil en la investigación.

Costera del Glorio abonó 862.773,14 euros en tres pagos (192.924 euros el 4 de abril de 2005, 3269.563 euros el 4 de enero de 2006 y otros 340.285 euros el 4 de enero de 2007). Un dinero que salió, según pudo acreditar la Guardia Civil de una cuenta particular de Barceló a nombre de la mercantil Medlevante (y nutrida a su vez de los fondos de Imison International, la empresa creada por los Cotino en Luxemburgo) y de una línea de crédito suscrita por Costera del Glorio por valor de 700.000 euros. Apenas cuatro meses después, el 23 de mayo de 2007, Urbanizadora Somosaguas «adquiere nuevamente los derechos sobre la parcela urbana y la casa unifamiliar» en La Finca a la empresa de Barceló, Costera del Glorio, «por un importe notablemente superior: 4,3 millones de euros».

Operación sin lógica comercial

«Esta operativa a través de la cual se adquiere y cede una propiedad a una misma empresa, con la que se generan plusvalías superiores a 3 millones de euros, en un periodo aproximado de dos años, no se correspondería con la lógica comercial de un promotor inmobiliario», apuntaba la Guardia Civil.

Al cruzar las fechas de estas operaciones con la agenda de Zaplana es cuando aparecen en acción el periodista Luis Herrero (amigo personal de Eduardo Zaplana desde hace décadas) y el conocido como «arquitecto de los famosos», Joaquín Torres y alma máter de la lujosa urbanización «La Finca».

El exministro anotó citas con Herrero y Torres en las mismas fechas que Costera del Glorio intercambiaba euros con la Urbanizadora Somosaguas. Ambos deberán aclarar el martes, por videoconferencia, si Zaplana conocía los detalles de este pelotazo que sus presuntos testaferros dieron en su beneficio. El próximo martes también declararán el perito que elaboró el informe sobre el patrimonio del expresidente de la Generalitat y el representante de la inmobiliaria Engel & Volkers.