Suspendido un partido de la Eurocopa tras la parada cardíaca de un jugador

La Eurocopa -y la comunidad futbolística mundial- vivió este sábado un episodio difícil de olvidar. El partido que enfrentaba a Dinamarca y Finlandia, correspondiente a la primera jornada de la fase de grupos, acogió un evento de tintes dramáticos. En el minuto 42 un futbolista colapsó y se desplomó, sin conocimiento, sobre el césped. Se trataba de Christian Eriksen (29 años), referencia absoluta de la selección danesa y una de las estrellas rutilantes del torneo.

El mediapunta del Inter de Milán -campeón de la Serie A italiana en esta misma temporada- había cuajado un primer acto sensacional. Ejerció como maestro de ceremonias del dominio que desplegó su equipo y, además, mostró su calidad técnica en lanzamientos de jugadas a balón parado y en disparos a puerta. Sin embargo, en el mencionado minuto llevó a su cuerpo al límite. Se vació en una larga y explosiva carrera, en busca de un balón dividido. Y cuando finalizó la acción, desfalleció.

Su compañero y capitán, Simon Kjaer, se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo de inmediato. Evitó que el atacante se tragara la lengua y colocó el cuerpo de lado, para favorecer la respiración y la posterior maniobra de reanimación. En el entretanto, el árbitro Anthony Taylor actuó con una rapidez extraordinaria, reclamando la presencia de los médicos para que brindaran la asistencia agónica al futbolista que yacía en la cancha.

En paralelo, Thomas Delaney, mediocentro defensivo danés, se posicionó rodeando a Eriksen. De espaldas. Con el fin de dar apoyo a su colega y evitar que la retransmisión televisiva y los teléfonos móviles de la tribuna grabaran una actuación de los sanitarios que duraría más de 10 larguísimos minutos. Pasados unos instantes, los jugadores daneses formaron un círculo de intimidad, mientras que los doctores practicaban maniobras cardio-pulmonares con convicción.

El público congregado en el estadio Parken de Copenhague guardaba silencio y los deportistas de los dos equipos alternaban angustia y lágrimas. Finalmente, acabó entrando un carrito médico. El ex jugador del Ajax o el Tottenham fue trasladado a toda velocidad, para ser ingresado de urgencia en el Hospital del Reino de Copenhague. Y de camino dejó una imagen para la esperanza: salió del recinto consciente, despierto, llevándose la mano izquierda a la frente.

Cuando el futbolista era trasladado al centro médico la UEFA anunció que daba por suspendido el partido. Y la afición de los dos países se dedicó a corear el nombre y el apellido del atleta infortunado. Se les pidió que no abandonaran sus asientos. Y es que al tiempo que Eriksen viajaba al hospital, en los pasillos del estadio se mantenía vigente la voluntad de reanudar el encuentro de fútbol.

Pasarían casi 40 minutos hasta que llegaron noticias ilusionantes. El organismo que dirige Aleksandr Ceferin publicó una nota en la que señalaba que el jugador estaba "estable". Y la Federación Danesa de Fútbol también ofreció una actualización trascendental en la que aseguraba que el deportista se encontraba despierto y esperando nuevos exámenes médicos. Se confirmaba que lo vivido no pasaba de un susto muy duro de digerir.

Y la UEFA anunciaría la reanudación definitiva del partido a partir de las 20:30 horas. Expuso el organismo, para justificarse ante la polémica reacción que iba a provocar la continuación de un evento deportivo vaciado de contenido, que la decisión había corrido a cargo de los futbolistas de las dos selecciones. Y esa teoría también fue corroborada por la federación danesa.

Por último, el representante de Eriksen redondeó la calma del aficionado confirmando el estado estabilizado de su cliente. Christian estaba respirando por sí mismo y hablando con total normalidad. Tanto que llegó, incluso, a mantener una videollamada con sus compañeros. En esa charla, según ha trascendido, pidió a sus colegas que salieran al campo y acaban el partido. Y así se hizo. Perdió Dinamarca, pero los campeones emocionales de este torneo ya han sido reconocidos: Eriksen, Kjaer, el colegiado Taylor y los médicos y sanitarios que atendieron al centrocampista.