Sánchez rehúye comprometerse a no indultar a los políticos catalanes

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha disparado este miércoles las alarmas sobre un posible indulto futuro a los 18 políticos catalanes encausados por el procès al no querer descartar la aplicación de este beneficio esta mañana en el Pleno del Congreso. «¿Se pude comprometer a que jamas hará uso del indulto para indultar a los golpistas?».

El que se lo preguntaba era el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera. Lo hizo de manera reiterada durante la sesión de control, saliéndose de la pregunta original que había registrado. Esto liberaba a Sánchez de la obligación de contestar pero sus rehuidas fueron tan obvias que evidenciaron una posición de debilidad del presdiente en esta cuestión.

Tanto que el líder de la formación naranja se permitió pronosticar que «evidentemente lo va a hacer (aplicar el indulto)» sin que Sánchez le lanzara después ninguna corrección por ello. «O se hace el sordo o se hace el tonto» volvió a cargar Rivera, quien acabó retando al presidente a convocar elecciones e incluir la concesión del indulto en el programa electoral para ver «qué piensan los españoles».

Ésta era la primera sesión de control al Gobierno desde que Sánchez declarara rotas las relaciones con el presidente del PP, Pablo Casado, y el líder del Ejecutivo ha intentado mostrar un tono dialogante con Rivera. Sánchez se ha evadido una y otra vez de responder instándole a volver a la centralidad y abandonar su giro a la derecha, pese a que el líder de Ciudadanos tuvo un tono durísimo con él, llegando a acusarle de nuevo de no tener «escrúpulos», estar dispuesto a «todo» por «estar un cuarto de hora» en La Moncloa.

«Le animo a que sea autónomo, valiente, audaz. A que no sea arrastrado por el PP en su deriva radical. Hable con nosotros para pactar los nuevos Presupuestos porque son también buenos para los votantes de Ciudadanos. Lo que le pido es que recupere el centro y no pierda el norte. Céntrese y ponga rumbo a la moderación», ha remachado Sánchez mientras Rivera le dirigía desde su escaño palabras imperceptibles.

Sentido de Estado

El líder de Ciudadanos calificó de «día de la vergüenza» la entrevista celebrada entre el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, y el presidente de ERC, Oriol Junqueras, en la cárcel de Lledoners. «Humillan a muchos españoles que han sufrido por defender democracia» le acusó antes de asegura que en aquella prisión «se negociaron indultos, prebendas, impunidad».

Antes de este cara a cara, el jefe del Ejecutivo se había medido con el presidente del PP, Pablo Casado, quien también le atacó con Cataluña. El líder de los populares acusó a Sánchez de «ser el caballo de Troya» por el que se cuela el independentismo en España y le advirtió de que el indepdentismo es un «tigre» que no solo «no se va a convertir en vegetariano» sino que «a lo mejor le acaba devorando a usted mismo».

En este duelo fue Casado el que instó al presidente a recuperar el sentido de Estado así como la credibilidad ante Bruselas y el Vaticano. «Cumpla su compromsio y convoque elecciones generales. Rompa con los independentistas antes de que esa peligrosa alianza acabe rompiendo España», urgió.

Sánchez salió al contrataque por el punto más débil que hoy tiene el partido mayoritario: las conversaciones de la exsecretaria general, María Dolores de Cospedal, con el excomisario José Manuel Villarejo. «¿Qué está haciendo usted para regenerar al partido que dirige?», lanzó. «¿Qué favores debe usted a algún diputado o diputada del PP para no luchar contra la corrupción y abrir la regeneración en el PP?», ahondó en clara alusión a Cospedal.

El jefe del Ejecutivo acusó a Casado de estar «empeñado en el extremismo» y aseguró que «la radicalidad le llevará a la marginalidad electoral». Convencido de ello le instó a romper con aquellos que le dan consejos para «extremar su discurso» y le obligan «a volver a los peores momentos del PP utilizando de nuevo el agravio territorial y cataluña». En esta línea le ha instado a tener «lealtad» al Estado haciendo oposición al Gobierno pero no al país.