REINVENTARSE Maribel Torres

Maribel Torres es directora de la Agencia Prevensystem Alicante-Costa

Empresa de Prevención de Riesgos Laborales 

Parece que es el sino de los tiempos. Al menos desde que nos despertamos inmersos en esta pandemia. Una crisis sanitaria, a nivel mundial en la que, en apenas un par de meses, hemos vivido pérdidas irreparables, ansiedad y miedo. Hemos sido, y somos, frágiles y vulnerables. Y hemos comprobado la futilidad de muchos de nuestros comportamientos y hábitos sociales. En estos meses nos hemos enfrentado a lo importante y que no siempre era lo que más habíamos valorado.

Una gran parte de la ciudadana, hemos vivido, creo que, por primera vez en nuestras vidas, la pérdida absoluta de libertad en este confinamiento obligado mientras la otra parte, con la misma ansiedad y miedo, han acudido a sus trabajos, a sus servicios esenciales,  para atender las necesidades de todos, haciendo equilibrios con la protección y seguridad o la falta de estas.

Tiempos difíciles en los que cuesta señalar responsabilidades cuando lo fácil es dejarse llevar. Y creo que, en justicia, hay que hablar del comportamiento impecable de la inmensa mayoría de los ciudadanos, grandes y pequeños, que responsablemente han/hemos atendido las indicaciones de las autoridades sanitarias.

Hoy, inmersos en lo que han dado en llamar Fase 0 de la desescalada que es algo así como el botón del entresuelo en el ascensor, y a golpe de comparecencias y boletines dominicales, nos encontramos retomando el pulso de la actividad económica y reconociendo un poco a regañadientes que no todos hemos sido esenciales…

Pero sí necesarios. La economía de nuestro país difícilmente remontará sin el concurso de todos y cada uno de nosotros, y aunque el panorama no se presenta muy halagüeño es difícil definir la sensación que se siente al ver los movimientos sociales encaminados a proteger, a poner en valor el tejido social y económico de tus barrios, pueblos y ciudades. Como si de repente hubiéramos descubierto que la empresa/ tienda de la esquina es la que da empleo local y pone luz en las calles alegrando la triste luz de las farolas. Y redescubrimos a ese tendero/a que te conoce y te llama por tu nombre encontrando una especial calidez en todo lo cercano.

Y es que, no nos engañemos, somos un país de pequeñas, muy pequeñas, y medianas empresas. Un país de autónomos y emprendedores. Hombres y mujeres capaces de pelear día a día por sacar adelante sus negocios y que hoy siguen/seguimos batallando por recuperarnos de este parón obligado que tanto repercute en la economía de las pequeñas empresas, unipersonales, familiares…

Reinventarnos, no toca otra. Sacar de la chistera nuestra mejor sonrisa y todo aquello que nos diferencia, lo que nos define, y dedicar un poco más de tiempo a lo importante.

No hay recetas mágicas, pero sí entusiasmo y ganas de luchar. No para ser como antes, creo que, si de algo nos tiene que servir esta crisis es para valorar, más y mejor, mucho de lo que antes nos pasaba desapercibido, pero sí para retomar el pulso de nuestras vidas, y eso pasa indudablemente por la actividad económica.

Los emprendedores, los autónomos no queremos pagas vitalicias, queremos trabajar, y sí,  para ello necesitamos ayuda. No podemos seguir siendo la parte débil de la cadena. Y claro que deberemos volver a estudiar la viabilidad de poner en marcha nuestras empresas, valorar la conveniencia de sumar soluciones y tejer sociedades empresariales más humanas en las que podamos aportar nuestra experiencia poniendo en valor lo que cada uno de nosotros aporta.

Valoremos también la especialización en lugar de clonarnos en oferta y servicios. Todos, sin duda, tenemos algo que nos distingue, no todos podemos hacer de todo, pero sí hacer algo mejor que nadie.

Quizá pase algún tiempo hasta que retomemos nuestro lugar,  mientras sigamos formándonos, busquemos puentes y alianzas, seamos fuertes aunando fuerzas. Y apoyemos al comercio, a la empresa de proximidad, trabajemos para hacer colectivos sociales/empresariales fuertes, más humanos y transparentes porque nada será igual, pero puede ser mucho mejor.