NUEVA YORK TRANSFORMA SUS MUELLES ABANDONADOS EN PULMONES VERDES

Nueva York sigue en su carrera por hacer de la capital del mundo un lugar más verde y sostenible. Comenzó su particular andadura recuperando antiguas infraestructuras como viejas fábricas y almacenes y las transformó en centros culturales y espacios verdes como huertos urbanos y pequeños invernaderos. Más tarde siguió ganando terreno donde no lo hay, esta vez, creando terrazas naturales en los tejados de los bloques. Y ahora, está convirtiendo los antiguos muelles que se echan al río Hudson en pequeños pulmones verdes que oxigenan la ciudad a la par que se alzan como puntos culturales para la ciudadanía. Al fin y al cabo, un cinturón verde sobre el agua que recuerda al proyecto U que presentó Bjarke Ingles en 2014, consistente en crear espacios naturales en las orillas de Manhattan con el objetivo de contrarrestar el aumento del nivel del mar. 

 

MUELLE 54

Hasta hace poco, el muelle 54 era un bosque acuático de pilares que sobresalían del río Hudson. Eran los restos del embarcadero donde –si todo hubiera salido correctamente en 1912- el Titanic hubiera atracado con éxito a orillas de Manhattan. Allí trabajaban las compañías Cunard y White Star Line, aunque su rastro se ha difuminado por completo. Ahora, el viejo muelle está a punto de convertirse en la pieza angular de este proyecto en lo que será una isla flotante de más de 10.000 metros cuadrados de zonas verdes frente al barrio de Chelsea, en pleno centro neoyorquino.

Según la firma Heatherwick Studio, el pulmón urbano al que han apodado Little Island quedará inaugurado a principios de 2021. Entre los equipamientos de los que dispondrá, destaca una red de senderos bordeados por más de cien tipos diferentes de árboles, jardines, un parque e incluso un anfiteatro con capacidad para 700 personas.

MUELLE 97

El muelle situado más al norte es también uno de los que encierra más historia. Muchos migrantes escandinavos encontraron en el muelle 97 la puerta de entrada al sueño americano. Allí se fundó la Swedish American Line que conectaría Gotemburgo con Nueva York. También sería el escenario donde un joven Robert de Niro, peinado a lo mohicano, se pasearía a bordo de un taxi amarillo en ‘Taxi Driver’.

En 2003, el embarcadero quedó oficialmente abandonado y siete años después se reduciría a cenizas por culpa de un incendio. Ahora, el estudio de arquitectura y paisajismo ¡Melk se ha propuesto aprovechar los más de 12.000 metros cuadrados para transformarlos en una extensión repleta de rutas ciclistas, huertos urbanos y jardines botánicos. Debido a que es uno de los muelles más grandes, se espera que su construcción esté completa para 2024.

MUELLE 57

Al principio, se utilizó como almacén de una empresa de envíos. Más tarde, se transformó en la cochera donde la oficina de tráfico de Nueva York guardaba los autobuses cada noche. Ahora, a falta de unos meses para que quede inaugurado y abierto al público, el muelle 57 será el hogar de una nueva oficina de Google, pero también contará con zonas verdes, terrazas, espacios dedicados únicamente a eventos culturales y un centro de catas de vino, todo con vistas al río y a la gran manzana. En este sentido, la transformación del supermuelle, que es como se le conoce, se ha diseñado en términos más culturales que sostenibles, aunque sigue la estela del resto en cuanto a abrir nuevos espacios públicos a la comunidad. 

OTROS PROYECTOS

No todos los muelles tienen la intención de ensalzarse como puntos de referencia en sostenibilidad. Algunos, como el muelle 26 pretende crear dos grandes campos de futbol con el objetivo de fomentar la educación, el juego y la comunidad a través del deporte. El muelle 2, en cambio, construirá una piscina alrededor de un jardín acuático con vistas a los rascacielos.