La música es parte por Esmeralda Marugán
Los días 10, 11 y 12 de junio de 1959, se celebró la primera edición
del Festival de la Canción, y tuvo el nombre de esta ciudad, y es la
que situó a España en el mapa del mundo.
Benidorm, recuerdo de pescadores y casas blancas que miraban al
mar, había sufrido años antes (1952) el cierre por bajo rendimiento
en capturas de la almadraba, más importante de la zona, dejando a
sus gentes en difícil supervivencia.
Unos años más tarde, y con la osadía y el empuje de su alcalde,
Pedro Zaragoza Orts (1956) comienza su resurgir, y a tocar el cielo
con sus edificios de vértigo que la hicieron "única".
Hoy es la ciudad con más rascacielos de España y del mundo, por
metro cuadrado, después de Nueva York.
De todas partes, a todas horas, y pese a lo uno y lo otro, sigue
conservando la raíz de lo heredado por los abuelos, y para los
nietos.
En cada cruce de calles, y esquinas, un lugar de acogida, la babel
del Mediterráneo, y no es de extrañar que sea el municipio con más
plazas hoteleras de España, tras Madrid y Barcelona.
De cualquier estación del año, y con todo tiempo, proyectando vida
propia y alrededores, porque, además del mestizaje de las lenguas,
cultura, y maneras de vivir, es el alma de la economía que ha
mantenido la localidad de la música contra todos los vientos,
incluido el del levante.
Lo lleva en el ADN de su historia, con ella no pudieron los piratas
del siglo XV, ni del XVI, tampoco las tropas de Napoleón, ni los más
actuales, por muchas y variadas ambiciones o trueques que lo
hayan intentado, de uno u otro color.
Sus gentes valen tanto por lo que callan, como por lo que hablan...
En familia continúan con el valenciá, incluidos los hijos de los
asturianos, vascos, extremeños, castellanos de la vieja y de la
nueva, del Madrid chulapo y el de todos los barrios, porque son de
“tantos rincones como lugares tiene el mapa, sin que a ninguno se
nos exija nacionalidad, ni pasaporte.
Benidorm fue, y seguirá siendo "el mar nuestro", en la playa del
Levante, Poniente, Cala del Mal Pas, Cala del tío Ximo, y la de
La Almadraba del Racó de l'Oix.
Sin excusa para amantes de la montaña, porque está rodeada por
El Parque natural de la Sierra Helada, El Puig Campana y El
Tossal de la Cala.
Benidorm es la mejor vida de la poeta Sylvia Plath, quien jugó con
las letras y la luz de la muerte, y declinó la soledad y la compañía
en tiempo infinito. El respiro de los instrumentos de viento, y de las
noches de lunas robadas.
Paraíso de mujeres y hombres de buena voluntad, y de quienes
hicieron rutas sin vuelta. De familias numerosas, monomaternales,
diferentes, solitarios, triplemente acompañados, adolescentes, edad
dorada, y vuelta a empezar.
Es la gastronomía mediterránea, y esa rápida que no sana, la que
busca el paladar exquisito, y el ingles que no sabe comer.
El souvenir del "pene erecto" y de la mejor moda que tuve el placer
de vestir para presentar la actuación a los 20 años de la vuelta de
Julio Iglesias a Benidorm, gentileza de Lola, Pepe,y Ángel
(Boutique Libre) en 1998.
Fue un 17 de Julio de 1968 su gran noche, aunque debió de
ganar Rosa María Lobo (Maya), claro que conociéndola se lo
hubiera regalado ella misma, sin necesidad de que lo hicieran sus
paisanos, los asturianos, en la votación del festival.
Ella vive en Benidorm, y ninguna de las dos hemos podido
entender la vida a la primera, aunque el hecho de haberla conocido,
me hace más feliz la mía.
Suenan unos "pajaritos" de una grande, grandísima del acordeón,
pese a ser pequeña de tamaño, es María Jesús, y un carro
buscaba Manolo Escobar, artista infatigable que también la eligió
para vivir y para morir (24 Octubre 2013). Nos relatan un correguda
de bous, y es Mariví Romero, desde otra dimensión, porque al
hablar de Benidorm quiere que no la olviden.
Reconozco que hoy no lo considero mi fiesta, y tampoco la
nacional, no negaré que en esa plaza de Benidorm el salmantino
Julio Robles a las dos nos brindó un toro. Ella se lo había ganado
con su hacer, y coincidió con mis principios en este oficio de
presentadora del mítico Gente Joven, y en la nueva versión de las
finales de Nueva Gente.
Benidorm, hija de la Comunidad Valenciana, ciudad de España,
recibidora de Europeos y también de quienes han querido no serlo,
de ciudadanos y ciudadanas universales, de mis primeras sintonías
al amor, y de mis sueños salados, que hoy está silenciosa,
apagada, vacía, y padeciendo las consecuencias sanitarias que la
igualan con el mundo.
Y es a ese mundo al que hoy le pide una segoviana enamorada de
Benidorm, que recuerde, que no olvide y tenga memoria, porque
está ciudad siempre fue, y seguirá siendo el sol español (el de todas
y el de todos), sin tener que estar de cara, ni de espaldas, y el
internacional, al que espero que volvamos, muy pronto, agradecidos
y dispuestos a redescubrir, porque tiene alma, corazón y vida, y la
música en Benidorm es parte.