La insólita justificación del gobierno ruso a la privación de sueño a Alexei Navalny, una práctica prohibida y considerada como tortura

“Es probable que se deba al sistema de mantener la disciplina y el orden de las instalaciones”. Con esa frase, el vocero del gobierno de Vladimir Putin, Dmitri Peskov, justificó la privación de sueño a la que es sometido el líder opositor preso Alexei Navalny.

Navalny denunció ante los servicios de seguridad que sus carceleros lo están privando de sueño en las noches, lo que equivale a una “tortura”, según el texto de la carta publicada en su sitio web el jueves. Los guardias “me impiden dormir, se trata de un hecho de tortura mediante la privación de sueño”, escribió el político, que aseguró en su misiva que lo despiertan “ocho veces cada noche”.

La privación del sueño es, de hecho, considerada una práctica de tortura psicológica prohibida por la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes adoptada en 1984.

Al respecto, el portavoz del Kremlin dijo que los ciudadanos rusos recluidos en prisiones extranjeras enfrentan situaciones mucho más duras. “Algunos de ellos han sido condenados sin motivo e ilegalmente”, afirmó de acuerdo a lo que consignó la agencia de noticias Reuters.

Y agregó: “Estos diversos ejemplos de disciplina en las cárceles de otros países a menudo están relacionados con un trato mucho más crudo e inhumano”.

Navalny sufre “fuertes dolores” en la espalda y en la pierna izquierda, indicó por su parte su abogada, que aseguró que se teme por la vida de su cliente. “Para mi su estado de salud es por supuesto extremadamente problemático. Todo el mundo teme por su vida y su salud”, afirmó a la cadena rusa de oposición Dojd la abogada Olga Mijailova, que pudo finalmente reunirse con el opositor en la colonia penitenciaria donde está recluido.

Navalny, que cumple una condena de dos años y medio de prisión, sobrevivió el año pasado a un envenenamiento que atribuye al Kremlin. La abogada consideró que podría haber una relación entre sus problemas de salud actuales y su intoxicación.

Los servicios penitenciarios (FSIN) de la región cerca de Moscú donde está encarcelado reaccionaron este jueves afirmando que se efectuaron exámenes médicos a solicitud de los detenidos y que el estado de salud de Navalny es “considerado estable y satisfactorio”.

Solo ibuprofeno

El mencionado portavoz del Kremlin aseguró que la presidencia “no sigue” la situación y “no ha pedido ninguna información” sobre la salud de Navalny.

Al regresar a Rusia en enero pasado, tras cinco meses de convalecencia en Alemania por el envenenamiento, Nalvalny fue de inmediato detenido y condenado por un caso de fraude que data de 2014, que él, distintas ONG y varios países occidentales consideran político.

El principal opositor del presidente Vladimir Putin se encuentra recluido desde inicios de marzo en una colonia penal en Pokrov, a 100 kilómetros al este de Moscú, conocida como una de las más duras de Rusia.

Mijailova dijo el miércoles a la AFP que un neurólogo examinó al opositor por sus dolores de espalda y problema en las piernas, pero que se limitó a darle comprimidos de ibuprofeno, un fármaco analgésico y antiinflamatorio.

Volkov consideró que la administración penitenciaria podría tratar de ocultar un eventual traslado del opositor a la enfermería.

Desde su llegada a Pokrov, Navalny ha publicado dos mensajes en Instragram con tono burlón y optimista. En el primero, afirmaba que la administración penitenciaria había logrado sorprenderlo: “Yo no creía que se pudiera construir un campo de concentración a 100 km de Moscú”, escribió el militante.

En el segundo, comparaba su rutina como detenido con la de un Stormtrooper, los soldados imperiales de la saga Star Wars, debido a la rígida disciplina de ejercicios físicos en el patio y la marcha rápida.

Navalny cayó en coma súbitamente en agosto pasado en Siberia. Después de su evacuación a Alemania, varios laboratorios europeos estimaron que había sido envenenado con Novichok, un agente neurotóxico desarrollado en la era soviética con fines militares.

Pero Moscú siempre ha rechazado estas conclusiones que acreditan la tesis de un intento de asesinato orquestado por el poder ruso. En Rusia no se ha abierto ninguna investigación.

Navalny acusa a Putin de haber ordenado ese intento de asesinato, lo que el Kremlin insiste en rechazar.

La Unión Europea, Estados Unidos y Canadá han adoptado sanciones contra altos responsables rusos, tras el envenenamiento.