La inmigración es nuestra esperanza, nunca una amenaza

“Pronto se nos ha olvidado que los españoles fuimos, hasta hace pocos años, inmigrantes en busca de nuevas y mejores oportunidades”


Leopoldo Bernabeu. CONTIGO Benidorm

“La provincia de Alicante tiene 84.000 cotizantes extranjeros, casi un 20% del total de trabajadores en nómina. La mitad son de países europeos y la otra mitad repartidos por decenas de nacionalidades, destacando los ingleses, marroquíes y rumanos, y en menor medida los italianos, búlgaros, chinos y ecuatorianos. La inmensa mayoría de ellos desarrollan su labor en el comercio, la hostelería, la construcción, el sector agrario y el servicio doméstico”

La capacidad humana de comunicarnos, la velocidad con la que han crecido las nuevas tecnologías y las múltiples herramientas que hoy tenemos a nuestra disposición para estar más informados, no sólo no han mejorado nuestra capacidad intelectual, sino que están empeorando a gran velocidad nuestro nivel de convivencia. Hemos dejado de hablar entre nosotros para hablarnos a través de las móviles. Hemos dejado de leer para creernos cualquier cosa que diga un twit. El hecho de poder ser más inteligentes a través de las redes sociales lo estamos utilizando para hacernos daño como sociedad. La barbaridad de noticias falsas y esas otras que se quedan a mitad de camino entre la verdad y la mentira, peores aún, nos están acercando más a las formas primitivas de la edad media que a la modernidad y sapiencia que cabría esperar entrados ya en el siglo XXI.

Una de esas leyendas urbanas, convertida ya en estigma social y apadrinada por algún que otro partido político xenófobo para enaltecer su orgullo patrio, nos conduce a estigmatizar a miles de personas, esas que llamamos inmigrantes de forma peyorativa y que no son más que ciudadanos, exactamente igual que nosotros, que por motivos de cambio climático en sus países, desertización, huida de las guerras que les asolan o la persecución que sufren por pertenecer a alguna minoría, les han obligados abandonar sus países, tal y como habríamos hecho cualquiera de nosotros, buscando una oportunidad de vida mejor. Pronto se nos ha olvidado que los españoles fuimos, hasta hace pocos años, inmigrantes en busca de nuevas y mejores oportunidades.

La inmigración es en sí una oportunidad, una esperanza que compensa los crecimientos negativos vinculados a la demografía española. Una oportunidad que nos está ayudando, sin querer darnos cuenta, a remediar los problemas del envejecimiento de nuestra sociedad, sin duda un logro social merecido pero que dificulta el mantenimiento de la nación como tal y pone en serio riesgo la posibilidad de cobrar pensiones a las próximas generaciones. España, después de Japón, es el país con más expectativa de vida.

En Benidorm, más del 50% de las plantillas de la planta hotelera está formada por extranjeros

Meter por tanto a todos los inmigrantes en el mismo saco de las críticas es notablemente injusto. La inmigración ilegal nadie la desea como tal, aunque nadie se juega la única vida que tiene sino es porque donde vive es todavía peor que la propia muerte. Es la Unión Europea quien debe buscar y poner en marcha los remedios que aplicar en los países de origen. Y España, con la irresponsabilidad de algún líder político, dejar de promulgar el efecto llamada, tal y como se ha hecho en estos primeros 10 meses de Pedro Sánchez. Pero de ahí a estigmatizar a esos millones de inmigrantes que ayudan a sacar este país adelante, va un mundo. Cualquier partido que haga política xenófoba con la inmigración, merece el mismo rechazo que cualquiera de los independentistas que quiere dividir España.

La respuesta inteligente es no poner puertas al campo, la inmigración está siendo una gran esperanza para España, sólo hay que saber aprovecharla. De hecho hay un informe que afirma con rotundidad que hacen falta 8 millones de nuevos inmigrantes, 270.000 por año hasta 2.050, para trabajar y cubrir los puestos que no quieren los españoles y aquellos que la baja natalidad deja sin cubrir y que es son necesarios cubrir con urgencia para garantizar las pensiones de esos 10 millones de jubilados españoles que cada vez viven más y mejor, gracias a Dios.

La provincia de Alicante tiene 84.000 cotizantes extranjeros, casi un 20% del total de trabajadores en nómina. La mitad son de países europeos y la otra mitad repartidos por decenas de nacionalidades, destacando los ingleses, marroquíes y rumanos, y en menor medida los italianos, búlgaros, chinos y ecuatorianos. La inmensa mayoría de ellos desarrollan su labor en el comercio, la hostelería, la construcción, el sector agrario y el servicio doméstico.

En Benidorm, más del 50% de las plantillas de la inmensa planta hotelera está formada por extranjeros, por inmigrantes, por personas que desarrollan unos trabajos que para sí no quieren los españoles. No nos engañemos. Cuidado por tanto con los populistas que sitúan al inmigrante como el foco de todos los problemas de la sociedad, es algo moralmente inaceptable e indecente.

En CONTIGO es algo que hemos tenido claro desde el mismo momento en que pusimos el proyecto político en marcha. Hombres, mujeres, jóvenes, adultos, blancos y de color, con respeto a cualquier credo y, sobre todo, personas que forman parte del entramado real de un Benidorm cosmopolita, inmigrantes de llegados hasta nosotros hace muchos años desde diferentes países del globo terráqueo. Personas magníficas de Uruguay, Venezuela, Perú, Colombia, República Dominicana, Serbia, Italia…una reunión de algunas de las más de 100 nacionalidades que conforman nuestra ciudad. No en vano somos una ciudad acogedora, receptora de turistas de todo el mundo, creadora de felicidad. En CONTIGO Benidorm siempre lo hemos tenido claro. Para crecer y desarrollarnos lo mejor es observar y aprender de lo mejor de cada lugar del mundo.