“Elon, hay reglas”: el futuro de Twitter y la pionera ley europea que regulará los contenidos en Internet

Una noticia muy ruidosa y otra más sigilosa se han cruzado esta semana y ambas tienen que ver con lo mismo. El ruido lo ponía el multimillonario Elon Musk al ofrecer 44.000 millones de dólares por la red social Twitter. El titular más discreto lo servía la Unión Europea con el acuerdo sobre su pionera Ley de Servicios Digitales (DSA, por sus siglas en ingles) que entrará en vigor en 2024.

A un lado del Atlántico, Musk, el visionario creador de la empresa aeroespacial SpaceX o la marca de vehículos eléctricos Tesla, dice que compra Twitter para que continúe siendo un foro sin restricciones a la libertad de expresión. Al otro lado del Atlántico, Europa con su primera ley en 20 años quiere poner orden en las gigantescas plataformas digitales americanas para que “lo que es ilegal offline, lo sea también online”, en palabbras de Ursula von der Leyen.

¿Qué quiere hacer Elon Musk con Twitter? La operación ha sido tan desconcertante que al día siguiente Tesla perdió más de 120.000 millones en bolsa, tanto como el gasto anual en pensiones en España. ¿Cómo cambiará el mundo digital en Europa con una ley sin precedentes?  “Elon, hay reglas”, le ha advertido a Elon Musk esta semana el comisario europeo de mercado interior en el Financial Times. “Eres bienvenido, pero estas son nuestras reglas, no son las tuyas las que se aplican aquí”.

De todo esto, hablamos con Enrique Dans, profesor de Innovación y Tecnología en el IE Business School. Su libro más recientes es Viviendo en el futuro, claves sobre cómo la tecnología está cambiando nuestro mundo.

Enrique Dans, profesor de Innovación y Tecnología del IE Business School.

Elon Musk y el valor de la libertad de expresión

Pregunta: ¿Sorprendido por el asalto de Elon Musk a Twitter?

Respuesta: Lo interesante del asalto es que Elon Musk es un ferviente usuario de Twitter, hace un uso casi compulsivo de la herramienta. Hace años, cuando tuiteó “me encanta Twitter”, alguien le respondió: “Entonces deberías comprarlo”. Y ya en 2017 le contestó con esta pregunta: “Vale, ¿cuánto cuesta?”. Claramente, tenía la intención de modificar Twitter para que siga siendo la herramienta que él adora. No, no tanta sorpresa.

Y ahora está dispuesto a pagar ni más ni menos que 44.000 millones de dólares (unos 42.000 millones de euros) por Twitter. ¿Qué pretende?

No es un pelotazo porque Twitter es una de las compañías con peor comportamiento en bolsa de las de su entorno. No ha sido nunca una compañía brillante con una gran rentabilidad. Lo que Musk pretende es cambiar Twitter para evitar algunas cosas que le preocupan. Por ejemplo, que la libertad de expresión se vea coartada. Pero que sea un fan absoluto de la libertad de expresión –también lo son los fundadores de Twitter- no implica que la libertad de expresión no tenga límites. Como dicen los americanos, no puedes gritar ‘fuego’ en un teatro lleno de gente. La Unión Europea cada vez impone más límites a la libertad de expresión para que no se convierta en algo nocivo para la sociedad. O, como dice la UE, para que todo aquello que es delito fuera de la red sea también delito dentro de la red.

El comisario europeo encargado de la regulación digital le ha recordado que en Europa hay reglas y las tendrá que cumplir.

Efectivamente. Hay reglas que cumplir. Musk dice que la libertad de expresión es fundamental como pilar de la democracia. Y la libertad de expresión debe permitir que se diga todo aquello que no sea contrario a la ley. La ley es un consenso social. Si tú, con tu libertad de expresión vulneras la ley, estás vulnerando un consenso social. ¿Qué ocurre con esto? Parece ser que los planes que tiene este hombre son que las personas sean responsables de lo que dicen. Por lo tanto, ‘autenticar’ a todas las personas. Desde un principio en Twitter, podías crearte todas las cuentas que quisieras y, de hecho, había una cantidad enorme de spambots, de cuentas falsas que generaban campañas de acoso o de fake news. Aparentemente Musk quiere acabar con todo eso.

Europa quiere poner orden

Precisamente la Unión Europea acaba de acordar una Ley de Servicios Digitales (DSA, por sus siglas en inglés). Única en su género, se dice, la primera en 20 años, se califica de ‘revolucionaria’. ¿Supone un cambio tan drástico?

Supone un cambio muy importante. Habíamos dejado en manos de las grandes plataformas la regulación de facto. Que Facebook me diga que no puedo sacar un pezón, eso no es una ley que hemos consensuado como sociedad, es algo que Facebook ha decidido que no quiere. ¿Qué pasa? Que esa falta de normas ha llevado al abuso y crecimiento salvaje de esas plataformas al vivir en un entorno no regulado.

¿Afecta sólo a las grandes plataformas?

La DSA, la Ley de Servicios Digitales, nos afecta a todos lo que tengamos alguna actividad en internet. Ocurre que las que están especialmente vigiladas son aquellas plataformas que superan los 45 millones de usuarios mensuales. ¿Por qué? Porque la influencia es mucho mayor y pueden  ser utilizadas para fenómenos de desinformación, cancelación de determinadas ideas, acosar…

¿Qué limitaciones impone?

Parte de un principio fundamental: si un comportamiento es delictivo fuera de Internet también será delictivo dentro de Internet. Si yo difamo a alguien o divulgo sus datos personales o lo acoso o protagonizo alguna campaña de algún tipo de una manera contraria a la ley, esos comportamientos quedarán regulados dentro de Internet de la misma manera. Además añade ciertos controles para detener de manera muy rápida campañas de desinformación y, en ese sentido, es polémica porque para hacerlo con rapidez evita que tenga que actuar un juez y el juez es un garante muy importante de la libertad de expresión.

Las plataformas serán responsables

Aplicaciones de plataformas en un móvil.

Hasta ahora estas plataformas no se responsabilizaban de lo que publicaban sus usuarios, al contrario que los medios de comunicación. Decían: nosotros somos sólo una plataforma, no podemos controlar ni somos responsables de lo que dice la gente. ¿Esto va a cambiar con la nueva ley?

Completamente, ese es el cambio fundamental. Una gran plataforma en Internet no podrá escaquearse diciendo ‘yo es que soy tan grande que no puedo controlarlo’ o ‘es que estos son los usuarios, no soy yo’. No, no. Tú tienes una responsabilidad como plataforma y, por tanto, si tu plataforma está siendo utilizada para determinadas maniobras o determinados comportamientos de manera sistemática, tienes que pararlo o hacer frente a una serie de multas de un volumen muy importante.

¿En qué lo va a notar un usuario común?

Los usuarios de las redes van a encontrarse un nivel de control mayor. Estas plataformas ejercerán ahora una moderación mucho más activa y eliminarán más cosas por miedo a incurrir en problemas. También llegaremos a notar una disminución de la publicidad hipersegmentada. En principio, la legislación parece proteger sobre todo a menores de edad. Pero si lo que sea ilegal fuera de la red, será ilegal en la red, pensemos que no es muy legal que alguien intente seguirte a todas horas, escuchar todo lo que hablas con tus amigos, fijarse en qué escaparates miras para poder ponerte unos anuncios determinados. Ese nivel de vigilancia y monitorización del usuario no podría existir fuera de la red, sería siniestro, y, por tanto, dentro de la red no tendría mucho sentido.

Lo comentabas antes. ¿Se habla de sanciones cuantiosas para las plataformas que no cumplan las reglas?

Las sanciones que prevé la ley son muy importantes porque se refieren a la facturación global. Son compañías con una facturación muy alta y, por tanto, si te multan con un porcentaje de tu facturación global, el importe resultante será muy elevado. Son multas coactivas. Si tardas mucho en tomar una acción, la cuantía de la multa se va incrementando.

Europa marca el paso 

El comisario europeo de Mercado Interior, Thierry Breton

¿Podría retirarse de Europa alguna de estas grandes plataformas en respuesta a la nueva regulación?

No es realista pensar que una de estas grandes plataformas pueda abandonar un mercado como el europeo. Es muy grande y con un poder adquisitivo muy elevado.

¿La nueva ley también otorga un gran poder de censura a los gobiernos?

Una ley de este tipo permite que un gobierno pueda actuar de manera muy rápida para poner bajo control determinado tipo de información. Esto podría llegar a ser bastante preocupante. Europa es muy diversa y hay gobiernos con inclinaciones muy variadas.

¿Los gobiernos europeos serán capaces de hacer que se cumpla esta ley o quedará en papel mojado frente a estos gigantes digitales?

No lo creo. Muchos acusaban a la legislación europea de ser muy agresiva porque Europa no tiene grandes empresas tecnológicas. Pero lo que estamos comprobando es que no es así. Ocurre lo contrario. La legislación europea al cabo del tiempo acaba siendo imitada por otros países. Estados Unidos está ya creando legislación de privacidad, de derechos de los ciudadanos, muy inspirada en la legislación europea. Muchos observadores norteamericanos dan por descontado que una ley como la DSA europea sea trasladada más tarde o más temprano al ámbito norteamericano. En ese sentido, Europa es más garantistas y va por delante en esta tendencia.