El Sistema de Pensiones, la nueva bomba que nadie sabe cómo tratar

“Más de dos años hace que volvieron a convocar el Pacto de Toledo y a día de hoy ni hay conclusión alguna, ni se las espera”

Leopoldo Bernabeu. Secretario General de CONTIGO

No será CONTIGO quien diga que todo lo que ha estado pasando en Cataluña no tiene la suficiente importancia como para ocupar los espacios mediáticos que todo lo inundan desde hace años, pero no es menos cierto que desde que estalló esta insoportable y artificial historia, perfectamente hilvanada por un puñado de majaderos y nefastamente defendida por quienes tenían la obligación y los medios para hacerlo, en España nos hemos olvidado de hablar de muchas otras cuestiones. Al no ser nosotros profetas, desconocemos que hubiera sucedido a nivel social si desde el primer minuto se hubiera cortado por lo sano con esta sangría que a todos nos agota, pero sí tenemos muy claro que de haberlo hecho, los evidentes datos económicos que empezaban a indicar la recuperación de España y ahora evidencia con claridad una preocupante desaceleración, ocuparían hoy las portadas de los periódicos y los primeros minutos de los principales informativos de radio y televisión. De aquellos fangos, estos lodos.

Nadie habla hoy de lo que a buen seguro puede suponer una crisis en toda regla. La realidad actual del sistema de pensiones español es una especie de tormenta perfecta que se avecina a toda prisa y a la que sólo prestan atención algunos meteorólogos a los que ningún político quiere escuchar porque están todos muy ocupados dando su opinión sobre lo que hay que hacer en Cataluña, el descomunal desastre del gobierno socialista y la “terrorífica” situación que se avecina en Andalucía con ese gobierno tildado de ultraderecha por quienes aceptaron pactar con independentistas y pro-etarras. Tenemos la extraña sensación de que determinadas crisis políticas vienen como anillo al dedo para tapar problemas mucho más graves.

Con cerca de 10 millones de pensionistas en España, uno y medio más que hace sólo 11 años, cobrando de media un 30% más que los que van faltando y con la comparativa más baja entre afiliados y pensionistas que ha existido nunca, aquellos políticos que fueron capaces de crear hace 23 años el Pacto de Toledo para buscar soluciones a lo que por entonces era una crisis económica, pero que comparada con lo que se aproxima era un película de dibujos animados, llevan más de dos años sin ser capaces de reunirse para tomar decisiones sobre este principio de apocalipsis que nadie quiere ver. Más de dos años hace que volvieron a convocar el Pacto de Toledo y a día de hoy ni hay conclusión alguna, ni se las espera. Mirado desde su traje de políticos resulta escatológicamente inmoral, pues a ellos no les va a afectar.

Fue en aquel momento cuando se creó la hucha de las pensiones, que llegó a tener un fondo de 70.000 millones, de los que a día de hoy sólo quedan algunas telarañas, sin olvidarnos que cada mes se pagan más de 9.500 millones de euros en pensiones contributivas que se abonan con las cotizaciones de apenas 19 millones de afiliados a la seguridad social, muchos de ellos con trabajos mucho peor remunerados y con cotizaciones mucho más bajas que las de hace ahora una década. Hoy se pagan casi millón y medio más de pensiones que hace 11 años, pero con un millón menos de cotizantes. A este ritmo no sólo se pueden ir olvidando de cobrar pensión aquellos que están cerca de los 50, sino que incluso podríamos ver algo similar a lo sucedido en Grecia no hace mucho tiempo, la reducción sistemática de las pensiones a los propios jubilados. Todos recordamos lo que entonces sucedió en el país heleno. Imágenes mucho más escalofriantes que las vistas hasta hoy en Cataluña. Por supuesto, de los que hoy se incorporan al mercado laboral, mejor ni hablamos, pues tienen el futuro más negro que la recuperación del Plan Hidrológico Nacional.

Desde Contigo Somos Democracia solicitamos al Gobierno y al resto de representantes políticos que se sienten a la mesa de negociación de manera urgente y busquen entre todos soluciones inmediatas a un problema que no se puede demorar ni un día más. Nuestros mayores no merecen, después de toda una vida de esfuerzo y sacrificio, estar en esa tensión constante sobre la volatilidad de su futuro inmediato, ni el resto de generaciones a las que la edad de jubilación llegará en algún momento, pensar que va a pasar en su futuro próximo.

Y aunque España está en pleno proceso de recuperación y las cifras de ocupación vuelven a repuntar con fuerza después de muchos años, el año 2018 ya nos ha dado un toque con esa evidente ralentización de ambos parámetros, el económico y el de creación de empleo. Es ahora el momento de afrontar la preocupante situación con capacidad de diálogo, y no el de seguir buscando excusas para no afrontar el problema de frente y con garantías, de lo contrario, dentro de dos años estaremos metidos de lleno en otra crisis como la que todavía no hemos podido olvidar.