El comercio ruso se pliega ante China: vende petróleo un 35% más barato y compra coches un 50% más caros

Rusia y China. Antiguos rivales durante la Guerra Fría. Hoy, aliados estratégicos. Ambos reman juntos en una misma dirección autocrática, aunque lo hacen de manera asimétrica. Moscú se ha lanzado a una mayor dependencia de Pekín tras la lluvia de sanciones occidentales. Y la segunda potencia mundial nunca ha ocultado su predisposición a sacar beneficio de la debilidad de su aislado vecino. En cuanto al poder económico, China es muy superior. El Kremlin es el socio menor en una relación desigual. Moscú depende mucho más de Pekín que a la inversa.

En 2021, China representó el 18% del comercio de Rusia, mientras que Rusia apenas participó en el 2% del comercio de China. Rusia sobre todo suministra a China materias primas y energía, mientras que Moscú necesita inversiones y productos de alta tecnología. El comercio bilateral aumentó un 29% entre enero y mayo de 2022, en comparación con el mismo período del año anterior. Y desde Moscú esperan que sus socios chinos inyecten el capital que se necesita en aquellos proyectos rusos donde los inversores occidentales se han retirado.

Los líderes chinos elogian a menudo la "resiliencia" de las relaciones bilaterales con Moscú y siguen apostando por la "coordinación estratégica sin límites" que el presidente Xi Jinping acordó con Vladimir Putin el 4 de febrero, en la apertura de los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín. Aquel día, ambos firmaron una treintena de nuevos acuerdos comerciales. Sin embargo, aunque en los últimos meses Xi haya extendido su apoyo diplomático a su colega ruso, sí que existen límites en la relación bilateral en cuanto a las exportaciones chinas a Rusia, que han caído porque Pekín no quiere riesgos que puedan desencadenar sanciones secundarias a las empresas chinas.

"La relación chino-rusa es una especie de paradoja, y esa paradoja se ha fortalecido desde la invasión de Ucrania. Hoy en día, esa relación es simultáneamente más fuerte pero también más tensa. Por defecto, Rusia está más en deuda con China que antes de la invasión. Se ha lanzado a los brazos de Pekín, quien obviamente reconoce que, dadas las dificultades económicas de Rusia en este momento, puede obtener concesiones sobre las importaciones, particularmente de energía", opina Ali Wyne, analista sénior en la consultoría neoyorkina Eurasia Group.

Las refinerías del país asiático, sobre todo las estatales Sinopec y Zhenhua Oi, están aprovechando los grandes descuentos de Moscú por las sanciones occidentales, que ha llegado a desplazar a Arabia Saudí durante tres meses consecutivos como el principal proveedor de China. Además, Pekín está comprando petróleo ruso en renminbi, lo que está fortaleciendo la moneda china.

Las importaciones de petróleo ruso, incluidos los suministros bombeados a través del oleoducto del Océano Pacífico de Siberia Oriental y los envíos marítimos desde los puertos europeos y del Lejano Oriente de Rusia, totalizaron en julio 7,15 millones de toneladas, equivalentes a alrededor de 1,68 millones de barriles por día, un 7,6% más que hace un año, según mostraron los datos de la Administración General de Aduanas de China. El gigante comunista, junto con India, representan ahora mismo más del 40% de los volúmenes de exportación del crudo ruso.

"Para mantener contenta a China, los líderes rusos no tendrán más remedio que aceptar términos desfavorables en las negociaciones comerciales, apoyar las posiciones chinas en foros internacionales como las Naciones Unidas e incluso restringir las relaciones de Moscú con otros países, como India y Vietnam", escribía en un análisis Alexander Gabuev, investigador del think tank Carnegie Endowment for International Peace, que ha definido a Rusia como "nuevo vasallo de China" y advierte que Pekín pronto podría controlar más de la mitad del comercio de Moscú.

Mientras Rusia se ve obligada a realizar descuentos de un 35% en las ventas de petróleo, los fabricantes de automóviles chinos están llegando a aumentar los precios de sus vehículos en Rusia hasta en un 50%. Pekín no da la espalda a Moscú, pero también trata de sacar provecho de la delicada situación económica de su aislado socio.

"La guerra en Ucrania no solo ha humillado a las fuerzas armadas rusas, sino que también ha obligado a Moscú a dar preferencia a China en el comercio por debajo de los precios del mercado, disminuyendo su propio compromiso con otros socios", escribe Thomas Low, consultor de BluePath Labs, en la revista Defense One. "Hasta ahora, China solo ha sacado provecho de su estatus de alto nivel en la asociación y se ha abstenido de humillar públicamente a Rusia abusando de las concesiones, razón por la cual la asociación ha seguido siendo fructífera", sentencia Low.

El diario hongkonés South China Morning Post contaba hace unos días que el Kremlin está buscando ampliar los lazos comerciales con China más allá del sector energético, con un enfoque particular en los productos agrícolas. Sin embargo, según una fuente diplomática consultada por el medio, los estrictos controles por la política de Covid cero de China y la preocupación por las sanciones secundarias de Occidente -Pekín, en plena desaceleración del crecimiento, no se puede permitir romper sus fuertes lazos comerciales con Europa ni con Estados Unidos- siguen siendo grandes obstáculos para que China se lance como salvavidas de su vecino ruso