De Madrid a una casa con refugio antiaéreo: por qué Iryna y miles de familias se han vuelto a Ucrania

Iryna huyó de la guerra de Ucrania en marzo, con sus hijos, su madre, su padre y una sobrina. Todos juntos, con su vida en una pequeña maleta, cruzaron la frontera con Polonia a pie. Apenas unos documentos, algo de ropa y mucho miedo les acompañaron en el trayecto. Salió aterrorizada de su pueblo, cerca de la ciudad de Ivano-Frankivsk, en cuanto empezó a oír los aviones casi rozando su edificio y el ruido de las bombas. En España tiene una hermana, Viktoriya, que les acogió en su pequeño piso de Leganés (Madrid), pero nada más llegar Iryna ya estaba pensando en volverse "para ayudar".

Cinco meses después Iryna, como tantas otras familias, ya está de nuevo en Ucrania, en su casa, con sus hijos y su trabajo de siempre: "No podía quedarme allí, tenía muchas ganas de volver a casa, trabajar en mi país, hablar mi idioma, ver a mi amado esposo, quería ser útil en un momento tan difícil", explica. No puede olvidar los días que pasaron caminando sin descanso: "Tuve que ayudar a mi padre, que está ciego, a mi madre, a mi sobrina discapacitada y a mis dos hijos de 4 y 6 años a andar 15 kilómetros de noche, con miedo". Habla bajito, como no queriendo recordar, de lo dura que se le hizo la semana entera que tardaron en llegar a Madrid: "Luego nos prestaron dinero para ir en autobús de Polonia a París, y de allí cogimos otro a Madrid". El tiempo que ha pasado aquí ha estado planificando su vuelta, y ahora cuenta a NIUS cómo ha encontrado su país: "No tenemos sensación de seguridad, oímos las sirenas y bajamos al refugio que tenemos bajo la casa", relata.

Iryna intenta continuar su vida donde la dejó, aunque todo es diferente. "Mi rutina apenas ha cambiado. El trabajo, la casa y el horario diario son los mismos. ¡Pero la vida misma se ha vuelto muy cara! Todo cuesta mucho más: la comida, la ropa, el combustible. El precio se ha duplicado", dice. Una de las cosas que más ha cambiado es que ahora hay toque de queda, y a su alrededor muchos amigos se han quedado sin casa, sin trabajo o, lo que es peor, sin algunos seres queridos. Ella ha cumplido su deseo de ayudar: "En mi tiempo libre clasifico ayuda humanitaria, ayudo en almacenes, doy clases gratis...".

Orgullo ucraniano

Sus dos niños, Varvara y Makar, se levantan cada mañana para recibir clases, que siguen siendo online. Ella se desplaza a la ciudad vecina a trabajar en el teatro. Iryna es actriz y siente que en la cultura está su lucha. "Nuestro teatro funciona a pleno rendimiento, preparamos shows, hay actuaciones todos los días. Estamos ultimando tres estrenos simultáneos. La cultura en este momento es más importante que nunca, porque sin cultura no hay nación, y Ucrania necesita sentirse unida como nación", argumenta.

Es otro de los cambios que percibe Iryna, que hay orgullo y fuerza en la población. "El 24 de agosto el país celebró el Día de la Independencia. En Ivano-Frankivsk, en un café, todos los camareros se pusieron ropa tradicional, se aprendieron el baile nacional y bailaron para los invitados. Fue muy emocionante", cuenta entusiasmada.

Refugio anti-bombas en casa

Iryna dice que no tiene miedo, "porque tengo una familia maravillosa, amigos que hacen mucho por la victoria", pero reconoce que hay momentos en los que no puede contener el llanto: "Rusia se ha apoderado de mucho territorio ucraniano, hay muchos muertos, así como mujeres, niños y hombres".

Y lleva mal la sensación de inseguridad: " Las sirenas suenan de vez en cuando, los soldados caminan por las calles, se escucha todo el tiempo que la gente muere en la guerra, la vida se ha vuelto cara. ¡No hay sensación de seguridad! Escuchamos las alarmas y nos metemos en el refugio... y luego volvemos a salir".

Su pueblo está en la parte occidental de Ucrania, un área que no ha sido bombardeada. Los edificios están intactos, "y espero que siga siendo así". Iryna se siente agradecida de poder haber vuelto, y pide a NIUS que transmita un mensaje de gratitud también a España, porque se sintió muy arropada en los pocos meses que estuvo aquí: " España es un país increíble, y la gente es indescriptiblemente amable".