Copa América. Lío colosal: jugadores de Brasil estallan contra Bolsonaro y anuncian boicot

La cuadragésimo séptima edición de la Copa América está suponiendo un nuevo episodio de sonrojo para la Conmebol. La federación que gestiona el fútbol latinoamericano, tras aplazar la disputa de este torneo de 2020 a 2021 debido al impacto del coronavirus, se ha encontrado con multitud de problemas para organizar el evento en la fecha fijada, a partir de ese 13 de junio y hasta el 10 de julio. Y es que Argentina y Colombia, los países anfitriones, se han quedado sin la posibilidad de acoger la cita deportiva. Y Brasil ha sido la elegida. A menos de 15 días de la inauguración.

El primero de los obstáculos que pusieron en un compromiso prendió con fuerza en este primer semestre de año. El país cafetero, presidido por Iván Duque, se encuentra en plenas revueltas sociales. Zonas como Cali, Pereira y Barranquilla han copado las portadas de medios de comunicación de todo el planeta. El Ejército se ha desplegado con una potencia que ha levantado una polémica tal que hasta tres patrocinadores importantes del campeonato de naciones americanas amenazaron al ente futbolístico.

Según se ha publicado en prensa colombiana como 'El Tiempo', el trío de multinacionales que alimentan el brillo financiero de la Conmebol aseguraron que "no participarán en un torneo de un país que está en tan difícil situación de orden público y acusado por importantes organismos internacionales de no respetar los derechos humanos". Con eso sobre la mesa, el presidente federativo Alejandro Domínguez tuvo que recular y dejar a la nación argentina como única sede. Hasta que el Gobierno argento se plantó también.

El Ejecutivo liderado por Alberto Fernández hizo oficial su oposición a acoger la Copa América por el más que posible efecto negativo que tendría en la gestión de la pandemia. El ministro del Interior, Wado de Pedro, expuso esto a 'C5N': "Estuve conversando con el presidente (Alberto Fernández) por la situación sanitaria. Estuvimos revisando la situación epidemiológica de Mendoza, Córdoba, Tucumán o Santa Fe, algunas son sede para que se haga la Copa. Del diagnóstico sanitario vemos muy difícil que se pueda jugar en Argentina (...) Siendo coherentes con lo que venimos diciendo, que es cuidar la salud y la vida de los argentinos y las argentinas, teniendo en cuenta que hay nuevas cepas y que tienen otro nivel de velocidad e impacto en la gente, nos parecía importante". La negativa se trasladó el pasado 31 de junio.

Por el camino se habían alzado varias voces de futbolistas. Edinson Cavani, goleador uruguayo del Manchester United, denunció que "la Copa América no debería jugarse en Colombia. Conmebol está pensando únicamente en el dinero y haciéndole un favor al Gobierno, encubriendo con fútbol toda la ineptitud que ha causado durante los últimos años". Duque, la asociación futbolera e la federación colombiana había acordado, como parche, sacar del país los partidos de Copa Libertadores y Copa Sudamericana por la conflictividad -varios clubes extranjeros fueron bloqueados en sus hoteles por las escaramuzas-. Mas, la estrategia naufragaría.

Luis Suárez, campeón de LaLiga con el Atlético y puntal de la selección charrúa, dejó claro que "me llama la atención que se juegue la Copa América con una situación complicada como la que se está viviendo". "Hay que darle prioridad a la salud del ser humano", subrayó. Y Juan Cuadrado, regateador de la Juventus y referente cafetero, fue más allá. Atacando ya a la, hasta el momento de publicación de este artículo, sede definitiva del torneo: Brasil.

"Creo que las decisiones de la Conmebol generan incertidumbre entre todos los futbolistas. No sólo por el riesgo que significan para la salud, sino por la tranquilidad y garantías que requieren todos los actores para el desarrollo normal de la competición de la Copa América (...) No hay garantías", sentenció. Añadiendo su posicionamiento al de seleccionadores como Ricardo Gareca (Perú) o Lionel Scaloni (Argentina). Los datos refrendan las suspicacias, con 469.388 muertes y 16,8 millones de infectados en la nación brasileña. Sin duda, las más acribillada de Latinoamérica.

La tasa diaria registrada este viernes habla de 83.391 nuevos infectados y un total de 1.682 nuevos fallecidos. Con ese balance sobre la mesa también le han salido detractores duros dentro de casa a Jair Bolsonaro. El mandatario oficializó el rol de anfitrión del torneo este miércoles, proclamando que "en lo que a mí y a todos los ministros se refiere, incluido el ministro de Salud, todo está decidido". "Desde el principio he dicho sobre la pandemia que lamento las muertes, pero tenemos que vivir".

Un senador nacional llamado Otto Alencar usó su altavoz para abrir una senda no explorada hasta entonces. "Neymar, quiero decirte algo: no deberías estar de acuerdo con la celebración de esta Copa América en Brasil. No lo aceptes. Este no es el campeonato en el que necesitamos competir. Necesitamos competir en el campeonato de la vacunación". Estas palabras atrajeron los focos, al tiempo que el Tribunal Supremo otorgó cinco días al presidente para aportar toda la información necesaria para legitimar la decisión de acoger el campeonato de fútbol.

Al menos seis estados del país anunciaron que, de ningún modo, se prestarían para que se dispute en sus territorios el torneo. La medida de prohibir a los espectadores el acceso a los estadios no parece haber contentado a parte del arco político y poblacional brasileño. Y este viernes se ha constatado un hecho más que perturbador para Bolsonaro. Y es que se ha sabido que los jugadores de la selección brasileña que compiten en clubes europeos han estallado contra el Gobierno y se niegan a participar en la Copa América. No quieren que se ponga en riesgo a la muy diezmada ciudadanía.

El seleccionador, 'Tite', estaba citado para ofrecer una rueda de prensa. Previa a la jornada de eliminatorias clasificatorias para el Mundial de Catar 2022. Lo ha hecho, pero en ausencia de Casemiro, uno de los capitanes. Y ha explicado el motivo por el que el mediocentro del Real Madrid se ha negado a comparecer. "Los jugadores tienen una opinión, contraria al presidente, sobre disputar el torneo. Es por ese motivo la ausencia hoy aquí de nuestro capitán, Casemiro", admitió. Minutos antes de hablar salió a la luz que los jugadores exigieron una reunión de urgencia con la Federación Brasileña de Fútbol (CBF) para aclarar que no van a jugar. En lo que podría representar un golpe de gracia para la Conmebol y el presente político del propio Bolsonaro.