Atraca en Barcelona el primer crucero internacional en catorce meses

El crucero MSC Grandiosa, de la compañía MSC Cruceros, ha atracado este sábado en el Puerto de Barcelona como parte de su ruta por el Mediterráneo, convirtiéndose así en el primer navío internacional que hace escala en la capital catalana desde el inicio de la pandemia.

La llegada del buque marca de esta forma el reinicio de la actividad crucerística en Barcelona tras 14 meses paralizada por la emergencia sanitaria, y lo hace con estrictos protocolos sanitarios que deben permitir la recuperación "gradual y segura" de este tipo de viajes, cuyo impacto en la economía de la ciudad es de unos mil millones de euros.

Lo han explicado en rueda de prensa desde el World Trade Center de Barcelona la subdirectora general de Comercial y Márketing del Puerto de Barcelona, Carla Salvadó, y el director general de MSC Cruceros, Fernando Pacheco, quienes han revelado que bajarán a la ciudad poco menos de 2.000 cruceristas, en su mayoría italianos y también alemanes.

El MSC Grandiosa, uno de los mayores navíos de la compañía, que ya visitó la ciudad condal en 2019, regresa ahora para recoger a unos 500 pasajeros, por lo que, en total, navegará a la mitad de su capacidad con unos 2.500 turistas y la intención de alcanzar en las próximas semanas el 70 % de ocupación, el límite establecido por la normativa sanitaria.

Para poder embarcar, todos los pasajeros deben presentar un test de antígenos negativo realizado 48 horas antes y, una vez en el barco, se les repite la prueba.

En caso de que algún crucerista presente síntomas o dé positivo dentro del buque, MSC lo aislará en una zona de cubierta dedicada a sospechosos de covid y lo desembarcará en el próximo puerto seguro donde, en función de la gravedad, será derivado a un hospital, o bien hará cuarentena en un hotel o residencia reservada por la compañía para estos supuestos.

Además, todos los pasajeros están obligados a contratar un seguro covid en caso de que deban ser repatriados a sus respectivos países.

En cuanto al resto de cruceristas, la empresa rastreará a los contactos que hayan estado a menos de dos metros de distancia de la persona con coronavirus y también los aislará preventivamente, una tarea que será posible gracias a una pulsera que permite geolocalizar a los viajeros.

Finalmente, el conjunto de pasajeros deberá someterse a otro test de antígenos 48 horas antes de terminar el viaje y sólo podrán desembarcar en las ciudades que visiten si tienen contratada una excursión, que se realizará con "grupos burbuja".

En el caso de Barcelona, ha explicado Pacheco, se ofrecen visitas panorámicas o espectáculos y actividades programadas únicamente para los cruceristas.

Por otro lado, la tripulación está vacunada, debe someterse a una cuarentena de tres semanas antes de comenzar a trabajar y tiene prohibido desembarcar -incluso en su tiempo libre- para evitar contagios.

El barco también cuenta con un sistema especial de ventilación, se ha eliminado el servicio de buffet libre en las comidas y se ha limitado la capacidad de las mesas de los restaurantes a bordo.