Las vacaciones secretas de Paul McCartney en Villajoyosa

"Mi hermana era muy fan de los Beatles, se hizo un álbum de fotos con todo lo que encontraba sobre ellos y recuerdo una de muy mala calidad que me contó que era de Paul en Villajoyosa". Muchos años después, el recuerdo de esa foto llevó a Antonio Martínez, vecino de la localidad que entonces apenas tenía 3 años, a investigar sobre una de las episodios menos conocidos de la vida de McCartney después de los Beatles. Los quince días que pasó con su esposa Linda y sus tres hijas en la playa alicantina se pueden reconstruir ahora gracias a los testimonios que ha recogido de personas que vivieron aquellas vacaciones en primera persona.

Junio de 1972. La recepcionista que atiende en el registro del Hotel Montíboli desconfía de la pareja de hippies que asegura haber reservado las dos suites más caras. Llama al subdirector, Tomás Ruiz, que al leer los apellidos del viajero en el pasaporte, exclama : "¡Pero si Usted es Paul McCartney!". El ex beatle no le deja terminar y zanja la conversación: "¡Paul Martin! ¿Está claro?". La privacidad va a ser la principal exigencia de Paul y Linda durante su estancia.

"Eligieron España porque en aquellos años aún era una dictadura con un fuerte control de los medios y no era fácil que alguien se enterara de que estabas aquí". explica Amadeu Sanchís, coguionista del documental "Hotel en Benidorm" que está rodando la productora valenciana Homo Videns. "Y dentro de España, si hubieran elegido Cadaqués o Madrid, por ejemplo, la presión hubiera sido mayor que en Villajoyosa", añade.

A Sanchís también le puso sobre la pista de esta historia una fotografía. En ella se ve a Paul y Linda en la playa rodeados de un grupo de monjas y niños de un orfanato de Alcoy. Ese día habían ido de excursión a la zona y acabaron en la cala de uso exclusivo para los clientes del Montíboli. "Cuando los encargados les vieron bajar intentaron impedirlo, pero al ver los que estaba pasando Paul les pidió que les dejaran bajar", explica Martínez. Al músico le encantaron las instantáneas que aquella tarde sacó José Crespo, un conocido fotógrafo de Alcoy que acompañaba al grupo, y le pidió que por favor le enviara una copia a su casa en Londres. "Apuntaron la dirección en lo único que tenían a mano, una servilleta de papel que guardó un amigo de Crespo, pero cuando regresaron a Alcoy, habían perdido la nota; Crespo murió en 2020 con la pena de pensar que McCartney pudiera creer que todo aquello fue un montaje para vender el material a la prensa rosa". Algo que nunca hizo.

Quizá los McCartney pensaban sobre todo en tener unos días de descanso porque según los recuerdos de los empleados del hotel viajaron sin instrumentos. Sin embargo, viendo al grupo que actuaban en la sala de fiestas del hotel todos los fines de semana, "a Paul le debió entrar el mono". Antonio Martínez cuenta que el exbeatle le pidió al personal de la sala que preguntara a los músicos si les podrían dejar la guitarra, el bajo, la batería... La respuesta fue un tajante no, pero el encargado de barra le sugirió a Kike, uno de los miembros del grupo que actuaba, que se tomara una copa con el señor que lo pedía y se lo explicara. "Cuando se acercó a la barra se quedó con los ojos como platos porque él sí reconoció enseguida a McCartney y el cambio fue inmediato: podéis tocar nuestras guitarras, la batería, lo que queráis".

A partir de ese momento, el hotel les autoriza a tocar en la sala de fiestas cuando ya se haya cerrado para los clientes. McCartney insiste en la importancia de que no entre nadie porque le preocupa una posible visita de la Guardia Civil, pero el subdirector le tranquiliza: "Una vez que yo cierre, aquí no pasa nadie". Los que escucharon aquellas sesiones improvisadas recuerdan que en aquellas noches sonaron Get Back, otros temas de Beatles, algunos de Wings, y según le cuentan a Antonio, "a veces Paul se pone a tocar la guitarra en la espalda al estilo de Hendrix... una locura".

La confianza que se crea entre ellos fue tanta que Kike y Tony, el otro miembro del grupo local, fueron los únicos que pudieron entrar en la suite de los McCartney durante toda su estancia. No entraba ni siquiera el servicio de habitaciones, "por lo que cuando se marcharon, hubo que hacer un esfuerzo extra de limpieza y hasta alguna pequeña reforma" comenta Antonio Martínez. En aquella habitación los dos músicos españoles escucharon en primicia el tema "My Love", que Paul acababa de componer y grabaría con Wings unos meses después. En agradecimiento por su ayuda les invitó a pasar unos días con él en Londres. "Tony me contó que no sólo se vieron allí, sino que participó en la grabación del tema Hi Hi Hi, también compuesto en Villajoyosa, aunque no figure en los créditos del disco".

Cuando llega la hora de regresar, los McCartney dan las gracias a todos los empleados del hotel por la atención de esas dos semanas y como podría hacer cualquier turista, Paul reparte propinas. Algunos recuerdan recibir 25.000 pesetas a repartir entre varios, pero "una fortuna para la época"; otros en cambio dicen que nunca dejaban propina "aunque los gastos de todas las fiestas siempre corrían por cuenta de los McCartney"; y en medio, el especial caso de uno de los empleados que se encontró con propina, sí, pero no con la que pensaba: "Paul le metió algo en el bolsillo de la chaqueta y pensó que sería una buena cantidad de dinero; pero cuando lo abrió se encontró con una bolsita de marihuana".

Los libros de registro de aquellos años no se conservan. En el hotel sólo queda una foto de Los McCartney colgada entre las de otros famosos que se han hospedado allí y un dibujo que el ex Beatle hizo cuando se registró. Pero queda también una canción que años después Paul tocó durante una prueba de sonido en la gira New World Tour de 1993. La llamó "Hotel en Benidorm", y aunque no está claro que está conectada con su paso por el Montíboli, que está en Villajoyosa, Amadeu Sanchís encuentra una explicación lógica al posible cambio de localización: "Todos los británicos saben lo que quiere decir Benidorm, yo creo que llevar al título Hotel Benidorm tiene que ver con esa visión de hit que siempre tuvo McCartney; además decir "La Vila Joiosa" debe ser realmente complicado para un británico".